Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto (Buenos Aires, 26
de febrero de 1846, - 29 de enero de 1872 )
A simple vista, el restaurante "El histórico", en
San Telmo, parece ser una casona antigua más, de las pocas que quedan ya en la
Ciudad de Buenos Aires. Pero cualquiera sabe que una casa esconde miles de
secretos y ésta en particular, construida en 1860, alberga una historia
fascinante.
Actual sede de la Sociedad Argentina de Escritores, la casa
supo ser el refugio de Felicitas Guerrero, donde esta dama porteña, considerada
por sus pares como "la más bella de la república", pasaba la mayoría
de sus días inmersa en sus libros.
A la edad de 16 años, la joven Guerrero se unio en
matrimonio con Martin Gregorio de Alzaga, un hombre mucho mayor que ella, nieto
del politico español. A pesar de sus suplicas, sus padres no escucharon y
decidieron forzarla a desposarse en aquel matrimonio de desamor ya que Alzaga
era dueño de una gran extension de tierras ademas de una ostentosa fortuna.
El matrimonio fue una red de infortunios. El unico niño
fruto de aquella union murio a los pocos años y a la edad de 70 el esposo de
Felicitas muere de un ataque al corazon. Con apenas 26 años, Felicitas se
convirtió en una de las viudas más codiciadas.
Al poco tiempo a frecuentar algunas reuniones sociales y
conoció a Enrique Ocampo, quien la pretendía desde hace tiempo. Mientras éste
se encontraba de viaje, una noche tormentosa Felicitas tuvo un problema con su
carruaje y fue auxiliada por uno de sus vecinos, Samuel Sáenz Valiente.
La joven viuda se enamoró perdidamente de él y a los pocos
meses anunciaron su casamiento. Enfermo de los celos, Ocampo atosigaba a
Felicitas día y noche insistiendo en que su amor era el que habia de durar.
Cansada de las persistentes invitaciones, una noche decidio
escapar a su refugio en San Telmo para sumergirse en los libros y liberar su
mente. Pero una de las historias que alli encontro le llamo mas la atencion que
las otras aquella noche.
Era el relato de una tragedia ocurrida no hace mucho sobre
una joven, hija de un sargento de la Mazorca del gobernador Juan Manuel de
Rosas, llamada Margarita Oliden. Sus ojos se cruzaron con los de un payador
llamado Juan de la Cruz Cuello, del cual se enamoró profundamente y con quien
decide escaparse de su padre quién no aprobaba su “amor” ya que tenía otro
pretendiente para Margarita, y el fue quién disparó a su hija cuando atraparpn
a los amantes fugitivos. La fuga se realizó mediante el túnel que pasaba debajo
de su casa y comunicaba con la iglesia de San Pedro Telmo, en el cual se
contaba rumores de que estaba maldito ya que en ese mismo lugar habían atrapado
a una mujer, llamada Merlina, que la consideraban bruja por recurrir a la
hechicería ante la desesperación frente a sus embarazos frustrados. Fue
carbonizada en nombre de Dios frente a los ojos de la multitud y de su marido
quién es ese momento la miraban con repulsión y desamor. Se decía que el odio y
la traición que sentía la mujer quedaron sellados en las paredes de ese túnel ocasionando que aquella mujer que entre en
el, encontraría la muerte por el amor, así cómo le paso a ella.
Sin embargo, el transe entre Felicitas y el libro se vio
terminado por Ocampo, quien irrumpio en el refugio de su amada. Felicitas busco
donde esconderse y encontro lo que parecia ser la entrada de un tunel tapado
por tierra dentro de la casa donde se encontraba. Removio la tierra y se
adentro en el agujero. La joven corrio desesperada pero algo la detuvo, tenia
la sensacion de que sabia de aquel lugar y recorriendo su memoria logro darse
cuenta que se encontraba en el mismo tunel donde la bruja de la historia habia
sido quemada. Acorralada como la hereje de su historia y en el mismo lugar,
Felicitas no supo hacia donde escapar y fue finalmente encontrada por Ocampo.
Ferviente de celos, el hombre apunto su arma hacia su amada
y las ultimas palabras que retumbaron por el túnel al salir de su boca fueron
"Nunca te lo perdonare". El gatillo fue apretado y Felicitas encontró
la muerte.
Tras su muerte, los Guerrero mandaron a construir lo que hoy
se conoce como la Iglesia de Santa Felicitas, en Barracas. El solar de México
524 (hoy "El histórico"), quedó abandonado, y los vecinos no tardaron
en decir que veían la silueta de una mujer de túnica blanca dando vueltas por
el lugar. Luego de un tiempo, el solar donde Felicitas encontraba refugio fue
refundado por su padre como la primera Biblioteca Nacional, en donde las
personas podian consultar los libros de texto que pertenecian a su hija.